Bolea
(el último bastión de defensa musulmana), una vez reconquistado se convirtió
en un próspero priorato de la abadía de Montearagón. Inexcusable resulta
la atenta visita a la Colegiata de Santa María, bello ejemplar románico
que custodia retablos del siglo XVI. Una vez terminada la visita a la
Colegiata, seguiremos la misma carretera comarcal que pronto nos acercar
a Loarre.
Situados en la población (Loarre)
y después de contemplar su hermosa fuente pública y la torre-campanario
de principios del siglo XVI, no debemos demorar la visita al más importante
de los castillos de Aragón, declarado Monumento Nacional y uno de los
conjuntos de arte románico más perfectos de Europa. Su robusta muralla
exterior proteje una superficie de aproximadamente 1.0000 metros cuadrados,
y sólo el castillo ocupa un enorme peñasco de 2.200 m2. La Capilla Real
es el edificio más emblemático de todo el conjunto, debido a su riqueza
ornamental (aunque la Torre de la Reina, de notoria influencia mozárabe,
sea el elemento más antiguo; y la Torre del Homenaje el punto más alto,
con 22 metros).
Todavía sorprendidos por la majestuosidad
de la visita, continuaremos la excursión por la misma calzada comarcal
por la que llegaremos a Ayerbe. Si antaño, esta población asumió un papel
importante en la reconquista cristiana del Gállego, hoy apenas quedan
señales de su antiguo castillo árabe. Sin embargo, lo que sigue perdurando
es la preciosa torre románica de San Pedro y la más moderna del reloj
(1789). El número 19 de la calle Ortega y Gasset de Ayerbe guarda el recuerdo
y una placa conmemorativa de las largas estancias de Santiago Ramón y
Cajal: el insigne investigador, oriundo de Petilla de Aragón, que consiguió
el Nobel de Medicina en el año 1906. Como monumento arquitectónico relevante
podemos visitar el Palacio de los Marqueses de Ayerbe (siglo XV).
Siguiendo la carretera de Pamplona,
muy pronto divisaremos Riglos. Situada en el margen izquierdo del río
Cállego. Esta población conserva una iglesia románica del siglo
Xl y una ermita (igualmente románica), del siglo XII dedicada a San Martín.
Pero lo que verdaderamente sorprende es lá grandiosidad de sus famosos
mallos; formaciones rocosas curiosamente agrupadas en forma vertical que
alcanzan los 200 metros de altura y que constituyen una de las escuelas
de escalada más importantes de Aragón.
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